martes, 14 de julio de 2015

"El arte de improvisar en la música no se piensa, se siente"

Por: Alfonso Rivera
Quisiera tomar de esta manera el concepto, no de manera universal, sino para poder explicarme más fácilmente. "Pensar" es lo que uno tiene en la mente y estar consiente de que uno lo sabe y lo sabe realmente, haciendo referencia a la música en este caso al jazz se trata precisamente de lo contrario, es no tener ideas previamente establecidas a la hora de interpretar e improvisar dándole paso totalmente a la creación como un hecho inmediato. Cuando unimos el “sentir" como algo que asumimos por dentro inconsciente o conscientemente y se refiere a todo aquello que creemos saber sobre nosotros, aquello que está en nuestro inconsciente, es decir en nuestro más profundo consiente.

Yo puedo saber que hago muy buena música pero, otra cosa es sentir que toco buena música cuando realizo una gran interpretación, esto lo hace totalmente diferente (por ejemplo). Si yo sé que hago muy buena música entonces es porque me doy cuenta que la hago, pero es posible que no la sienta, por supuesto allí sale a florecer mi parte racional. Si siento que hago muy buena música es porque tengo la sensación de estar haciéndola pero no estoy seguro, ya que es lo que mi mente me dice. Sentir viene de la sensación y probablemente incluya dudas. Puedo saber que hago excelente música y será porque lo siento pero hasta que no lo asuma probablemente no lo piense y no sepa exactamente, porque para saber porque estoy haciendo buena música tendría que pensarlo bien y lograr llevarlo a mi parte consiente para lograr asumirlo y por ende sentirlo y vivirlo intensamente.

Pues el"pensar"es lo que uno razona pero no lo que uno tiene asumido en su inconsciente y "sentir" como aquello que esta asumido en el inconsciente. Por ejemplo yo puedo pensar que alguien es mala persona pero al mismo tiempo no sentirlo y seguir actuando como si fuera una buena persona porque sin darme cuenta siento por dentro que es buena persona a pesar de lo que me dicen. Esto puede ocurrir por ejemplo, si alguien me habla sobre una persona mucho sobre que es mala, voy a pensar que es mala, pero hasta que no lo compruebe por mí mismo no lograre aceptar y asumir la idea y llegar a sentir que realmente es mala aquella persona.

Hoy en día, solemos pensar que la mente tiene como función el acto de razonar, que la función mental está circunscrita sólo a pensar; usamos frases tales como “piensa, usa la cabeza”, para tratar de “llamar a la reflexión” a una persona que posiblemente está dominada en un momento determinado por sus emociones. No nos damos cuenta que sentir también es una función de nuestra mente. La mente es responsable del entendimiento, la capacidad de crear pensamientos, el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación, la voluntad, así como otras habilidades cognoscitivas. Por otra parte Jung, el padre de la Psicología Analítica, postuló que el ser humano alimenta su conciencia a partir de cuatro funciones mentales básicas: pensamientos, sentimientos, sensaciones e intuiciones.

Y en particular, el acto de sentir (junto con el de intuir) es uno de los menos valorados por nuestra cultura occidental, la cual nos ha hecho creer que conectarnos con nuestras emociones es sinónimo de debilidad. Lograr el éxito tiene que ver con pensar, con razonar, en algunos casos “fríamente”.
Esta idea es profundamente distinta a aquella creencia generalizada de que la mente es sólo pensamiento; puesto que a partir de ella sentimos nuestras emociones (alegría, tristeza, amor, miedo, rabia), experimentamos sensaciones (hambre, frío, calor, sueño, sed, dolor), e intuimos es decir, tenemos ideas sobre algún hecho de la vida, al cual no podemos darle alguna explicación razonable; o en otras palabras, sabemos algo, pero no sabemos explicar cómo lo sabemos.

Hemos perdido una gran oportunidad de percibir al mundo y a nosotros mismos, nos hemos desconectado de una inmensa posibilidad de percepción de otros y de nosotros, nos hemos deshumanizado creyendo que pensar es lo que nos hace humanos, olvidamos que ser humanos es un hecho mucho más amplio, mucho más significativo, mucho más profundo, mucho más espiritual rescatarnos de esa creencia es vital para volver a nuestro camino de conocimiento interior, una invitación abierta permanentemente a sentir profundamente lo que hacemos. Es cierto que a veces duele hacernos conscientes de nuestras vivencias y sentimientos, porque es preferible aturdirnos con el día a día que andar evaluando qué es lo que pasa dentro de nosotros. 

Hacernos conscientes de nuestras sombras y tratar de superlas y crecer en ellas, vivir el hoy y el ahora y olvidarnos del pasado que ya se fué y el futuro que no ha llegado es simplemente sentir a cada instante y vivir el arte de hacer música e improvisar como un hecho inédito dentro de nosotros, simplemente se trata de sentir.

Lic en Música, Alfonso Rivera
Docente Universidad Experimental de las Artes (Unearte) Caracas/Venezuela
Pianista profesional, arreglista, compositor,investigador, postgrado en gerencia cultural, articulista, multi-instrumentista.